Que estas cosas pasen tienen pase, pero cuando dentro de un partido hay distingos, la cosa cambia. Así, los socialistas predican mucho que ellos se quitan de enmedio a todo aquel alcalde o alcaldesa que es imputado por un juez o jueza en un delito o delita (ufff... que lío), pero esto tiene sus límites, y es que no son todos iguales.
El alcalde de Carboneras tiene sobre sí una sentencia firme por delito electoral, una sentencia que cumplió pero que no le exime del hecho de haber cometido un delito electoral siendo alcalde... ahí es nada. Pues bien, el PSOE no sólo no le cesó cuando fue imputando, tampoco cuando se sucedieron las condenas, tampoco cuando ésta fue firme... y acabó presentándose nuevamente como cabeza de lista.
La cosa no acaba ahí. Ahora ha vuelto a ser condenado en firme tras un altercado con miembro de Izquierda Unida... y por si fuera poco la fiscalía investiga si desde ese Ayuntamiento se cometió algún tipo de delito por dar licencia al hotel del Algarrobico.
Pero si ese es el caso más flagrante, podemos leer en Noticias de Almería que no es el único, ya que imputado están el alcalde Huércal Overa por temas relacionados con el urbanismo, y que por motivos similares pesan imputaciones sobre los primeros ediles socialistas de Oria y Vélez Blanco.
A ellos nadie les ha pedido que dimitan, ni que dejen el carnet, ni les han suspendido de militancia...
No afirmo que haya que cesar de su cargo a todo aquel que sea imputado por un juez (y menos si es Garzón) pero sí que los partidos deberían reconoer que en todos los casos no se puede actuar igual. Por ejemplo, lo de Juan Francisco Sierra en Ohanes clamaba al cielo... y es verdad que lo de Huércal Overa, Oria o Vélez Blanco está más difuso, pero lo de Carboneras algún día nos lo tendrán que explicar.
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